“Amazing all-inclusive resort. Located right in the jungle, far from noisy Cancun, but with access to a stunning beach. Food options are quite good, but don't get deceived by some "more premium" restaurants. It may be just better to go to La Palapa for the buffet, where you have a huge choice of fresh fruit and other specialities.”

“En conjunto lo más destacable del hotel es su personal que hace de la estancia algo único e inolvidable. Desde el servicio de habitaciones, pasando por la animación, camareros (Marisa, Joel, Abesaid) en el servicio de restaurantes (Amado, Quetzabel) y me dejo nombres porque debería poner el listado completo. Todas las personas que nos han atendido lo han hecho con un gran entusiasmo e interés, y de manera totalmente profesional y correctísima. Un diez a la selección de personal. En otros hoteles si no das propinas no te atienden bien. En este hotel el trato es inmejorable. La comida excelente, todos los restaurantes a la altura, un gran servicio y comida variada y de calidad, Otra cosa son los gustos personales de cada uno, para mi La Selva Grill, perfecta, seguida del Español y los demás, pero como he dicho todos a la altura. El buffet muy bueno y variado la fruta buenísima y los postres tambien. Entre comida internacional (las hamburguesas de res (hechas en el momento), ensaladas, pescados, carnes) y comida mexicana (sopa de lima, nachos, tacos, cochinita pibil, pollo, etc) abundante y que te permite probar un montón de platos, Tortitas a la carta recién hechas. Otra cosa es que todos los dias comas de todo, entonces claro...acabas repitiendo ;) porque comer y desayunar a menos de 30 metros del mar, no tiene precio. La oferta de restauración es equilibrada y completa a la altura de un todo incluido de gran calidad. Las habitaciones amplias y limpísimas, con gran atención por el personal. No faltó ni un detalle. La limpieza de las instalaciones es otro aspecto a destacar. En la concepción del hotel completamente integrado entre la jungla y el Manglar, con las especies vegetales y animales identificadas, un diez al paisajismo, intimo, recogido y respetuoso un paseo desde el lobby hasta la piscina te hace sentir un placer unico, comenzando por el puente sobre un cenote vas caminado y parece que estás solo, no hay ruidos fuertes y cuando te cruzas con otros huéspedes casi te sorprendes. El final del paseo a través del manglar llega a la piscina con una pequeñita subidilla y un giro que hace que la llegada a la piscina sea sorprendente. Socorristas y servicios de hamacas en playa, siempre pendientes de todo. A pesar de estar el hotel casi lleno, había espacio y tumbonas para más del doble de los que estábamos, ni una sola cola, y en caso de espera un día nos dieron avisadores para que pudiéramos disfrutar del hotel. La política de no reservas (excepto en el Rauxa) la considero acertadísima, el primero que llega es el primero es el que entra, no como en otros sitios en los que los “avispados” reservan y luego no van, privando al resto de clientes de la opción de entrar. De este modo puedes ir improvisando tu día con total libertad. Es un hotel pequeño (288 habitaciones) con espacio y servicios de un hotel con más del doble de capacidad. Eso en estos tiempos es un lujo impagable. El Rauxa merece un apartado aparte. Es una gran espectáculo con acrobacia y DJ en directo (un diez para ambos) animado por Paul, no cuento más porque es mejor dejarse sorprender, merece la pena reservar y entrar a la cena temprano. Para terminar en la piscina por la noche tomando algunas copas y con música. Por último el Lobby el personal del mismo nuevamente de 10, conserjes y porta equipajes, correctos, diligentes, café y tés y bebidas de agua con limón o kiwi, pastas y por la tarde pequeños sándwiches, algo imposible en un hotel que no sea sólo adultos. Si no tienes hijos o son mayores de edad no lo dudes. Volveré seguro lo antes posible para volver a sentirme como estos dias pasados.”